domingo, 19 de mayo de 2013

CON EL BALÓN CALLADO

En el fútbol, como en la vida, formar parte de un grupo en el que la colaboración, la unión y la comprensión son la base de un equipo hace que la meta no sea llegar el primero sino saber llegar con el orgullo de hacer bien las cosas.  Casi todo lo demás es fruto del azar o de decisiones equivocadas que pueden llegar a establecer el resultado. Todo lo que no depende de lo que cada uno hace no debe quitarle valor a un gran esfuerzo, una entrega absoluta y una meritoria capacidad para seguir siempre hacia adelante. En el juego de vuestros hijos no hay pasado ni miradas hacia atrás. Cada partido nace para convertir su pasión en esperanza, en un paso más que les lleve, sin duda, no solo a ser mejores jugadores sino a comprender que la aceptación de la realidad les hace más fuertes, más invulnerables. No importa encajar goles que, quizás, no se ajustan a la justicia. Lo importante es entender, como ellos entienden, que jugar al fútbol es una preciosa oportunidad para aprender, para saber escuchar, para comprender que, sentados, descansando y con el balón quieto, siguen jugando. Supongo que el resultado, ese que a veces no se corresponde con el que sube al marcador, es el de más valor para los padres de unos niños que nos enseñan en cada partido y sin palabras lo que es la generosidad personal, la confianza y el ESFUERZO. Así, con mayúsculas.









1 comentario:

  1. Precioso Cristina me quedo con lo de "no hay pasado ni miradas hacia atrás" y que en cada partido vuelven a tener la misma ilusión. Cuánto tenemos que aprender de ellos.

    ResponderEliminar